La Casa
Aparcó el coche en una de las calles adyacentes del caso antiguo. Llegaba tarde a su cita, cogió con prisa el bolso y la nota que tenía en el asiento del copiloto. Cerró las puertas y se encaminó presurosa por la estrecha calle que tenía a su derecha, mientras el sol que se colaba por los tejados revivía ese entorno sombrío. Hace tres días, Lucia recibió una llamada en su inmobiliaria de alguien que quería vender su casa. Al otro lado del teléfono, una voz dulce, pero a la vez llena de energía le preguntaba si podría desplazarse hasta Barbastro. Aquel hombre de voz jovial se presentó como Miguel. Se sintió cautivada por aquella desconocida voz decidiendo, movida por la curiosidad, hacerle un hueco en su apretada agenda. Intentó acelerar sus pasos, pero el empredado de la calle hacía que fuera una lucha difícil pues sus tacones se encajaban entre los pequeños huecos de las piedras. En su caminar, Lucía observaba las típicas casas de un barrio antiguo; pequeñas, grandes, r...