Capítulo 1º,"Flores Blancas"





Esperaba sentada, en una de las varias sillas vacías que había en la terraza, a la espera de que el camarero le trajera su habitual cappuccino matutino. Sabrina miraba relajada, cómo las pequeñas nubes se movían danzando por aquel cielo veneciano, mientras los minúsculos rayos de sol jugaban a hacer figuras en el Campo di San Polo. Una suave brisa primaveral acarició su cara meciendo ese rizo negro que siempre se le soltaba.
Sabrina miró hacia la puerta de la cafetería ansiosa por degustar su cappuccino. Sus miradas se encontraron y el amable camarero muy sonriente le dijo:
-Su cappuccino, señorita
-Muchas gracias- contestó Sabrina mientras sacaba las monedas para pagarle.


Se sentía satisfecha, desde que había llegado a Venecia se había demostrado a sí misma que ese intenso año estudiando Italiano estaba dando sus frutos. Se desenvolvía con soltura en un país que no era el suyo, con una lengua que no era la materna. Se encontraba a gusto, tan bien que a veces olvidaba su país, su tierra natal y su vida en España.
Sabrina se tomaba el cappuccino sólo, sin azúcar. En Venecia había descubierto un sabor diferente en esa deliciosa bebida, por eso siempre lo tomaba sólo.
-¡Aquí es tooodo taaaan diferente!- pensó mientras agarraba con ambas manos la taza caliente. El cappuccino humeaba, su olor se impregnó en las fosas nasales de Sabrina. Suspiró y dio un sorbo corto.
Tan sólo faltaban dos días para que acabasen sus vacaciones y su ánimo empezaba a decaer. Se encontraba feliz en esta tierra. La tierra de sus antepasados. Hacía varios años que deseaba venir a verla y alternar con sus gentes. Había estado ahorrando todo el año para permitirse este viaje. Quería conocer sus raíces, y pisar la tierra de su tatarabuela.
Se lamentaba por no tener contacto con los familiares lejanos. Su madre había muerto al nacer ella, y con su muerte se llevó toda la esperanza de conocer a su familia italiana. Su padre, sumido en la tristeza, tampoco le supo decir mucho más.
Mientras se acababa el cappuccino, se prometió que algún día volvería para conocer a fondo sus raíces y con un poco de suerte relacionarse con algún primo o tío lejano.
Se levantó y encaminó sus pasos sin rumbo fijo. Había dejado las compras para los últimos días. El sestiere di San Polo era la zona más comercial de Venecia, por eso al levantarse por la mañana se había dirigido allí. Comenzó a caminar por las callejuelas con paso lento. En el cruce de la calle por la que caminaba, se encontró a su derecha una pequeña tiendecilla con un gran cartel que ponía Antiquario. Se detuvo mirando el reducido escaparate y llevada por un impulso entró.
-¿Curiosidad?- se preguntaba extrañada al verse dentro mientras acompañaba la puerta con la mano. Siempre se había guiado por sus instintos o, como decía ella, por su sexto sentido.
-¡Si estoy aquí, por algo será!- pensaba mientras abría los ojos mirando con atención.

Comentarios

  1. Hola Lu:Esta historia tambien es interesante,seguire los proximos capitulos para ver como continua:Besos y abrazos:Sorgiña
    www.sorgina2.blogspot.com

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  2. De entrada ya se ha creado el misterio. Has salpimentado con los ingredientes justos.

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  3. Hola Sorgiña:
    Gracias por dejar tu comentario. Me alegro que te guste.
    Besos, abrazos y bombones de chocolate.

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  4. Hola Preludio:
    ¡¡Que grata sorpresa verte por aqui!!, me alegro mucho. Gracias por tus palabras.
    Besos, abrazos y bombones de chocolate.

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